Desde su ciudad natal segregada hasta los pasillos del Congreso, Barbara Lee nunca ha dejado de luchar por lo que es correcto. Cuando era adolescente en San Fernando High School, donde las chicas afroamericanas no podían ser porristas, se unió a la NAACP y se convirtió en la primera porrista afroamericana de su escuela. Fue una de las primeras mujeres afroamericanas en alcanzar un alto cargo en el Capitolio como jefa de personal del legendario congresista Ron Dellums y fue la primera mujer afroamericana elegida a la Asamblea Estatal y al Senado de California del Norte. Como defensora de la justicia en la Legislatura, Barbara redactó la primera Ley de Violencia contra las Mujeres de California para garantizar protección a las víctimas de violencia doméstica y redactó la Ley de Reducción de Crímenes de Odio en las Escuelas de California para proteger a todos los estudiantes, independientemente de su raza, género u orientación sexual, de los crímenes de odio.

En 1998, Barbara se convirtió en la primera mujer elegida al Congreso en su distrito, donde ha estado luchando contra la discriminación, la pobreza y por los derechos de todos. En el Congreso, ella priorizó la erradicación del VIH y la garantía de una generación libre de SIDA, liderando casi toda la legislación importante sobre el VIH/SIDA y trabajando con el presidente Bush para asegurar $15 mil millones en financiamiento para abordar la epidemia. Como copresidenta del Caucus del Cannabis del Congreso, Barbara presentó la histórica Ley de Justicia del Cannabis para reformar las leyes injustas sobre la marihuana y abordar su impacto desproporcionado en comunidades de color. Y, cuando ningún otro miembro del Congreso lo hizo, Barbara emitió el único voto en contra de otorgar al presidente poderes de guerra ilimitados después del 11 de septiembre.

Barbara comprende nuestras luchas porque las ha vivido. Escapó de un matrimonio abusivo. Como madre soltera que criaba a dos hijos, recibía asistencia pública mientras construía una vida mejor para su familia. Mientras obtenía su título, llevó a sus hijos a clase con ella porque no podía pagar para el daycare, y como adolescente, arriesgó su vida recibiendo un aborto clandestino cuando el aborto era ilegal. Estas experiencias han hecho de Barbara quien es y han moldeado su carrera como una de las campeonas más elocuentes del Congreso en la defensa de la justicia y de los desfavorecidos.

Y, como Barbara siempre dice, la representación importa. Desde 1789, cuando se reunió por primera vez el Congreso, solo ha habido dos senadoras afroamericanas, y sirvieron un mandato total de 10 años de los casi 240 años de historia de nuestra nación. Si es elegida, Barbara será la única mujer afroamericana en el Senado de los Estados Unidos y la única senadora afroamericana de California, aportando una voz muy necesaria en la formulación de políticas en Washington, D.C.

Ahora, Barbara se postula para el Senado porque es hora de encontrar soluciones reales para la falta de viviendas, sacar a las personas de la pobreza, proteger nuestra democracia y derechos humanos, y enfrentar la crisis climática. Seguirá luchando por nuestros valores progresistas y entregando resultados reales, y nunca se rendirá al hacer lo correcto. Tal como siempre ha hecho.

Por eso, personas de toda California y la nación dicen: Barbara Lee Habla por Mí. Barbara Lee para el Senado de los Estados Unidos.